No debemos olvidar que a la temprana edad de 6 años, erupciona el primer molar definitivo. Esta pieza no «se caerá» y debe durarle a nuestro hijo toda su vida.
Por esto, y debido a que en muchas ocasiones los hábitos de higiene de los más pequeños no son los ideales, puede ser necesario utilizar un material que a modo de “escudo” impida la acumulación de bacterias en los profundos surcos de los molares recién erupcionados.